La salud mental, clave en la respuesta humanitaria en Gaza
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Los intensos bombardeos que se están produciendo en la Franja de Gaza están acabando con vidas e infraestructuras civiles, produciendo un inmenso sufrimiento físico y psicológico, así como el desplazamiento de al menos 1,5 millones de personas. El asedio ejercido por Israel está empobreciendo aún más la vida de los 2,2 millones de habitantes de Gaza, mientras que el goteo de ayuda que entra en la franja sigue siendo totalmente insuficiente. Según los informes, ya han muerto unas 12.000 personas, entre ellos 4.700 niños y niñas; además, más de 29.000 han resultado heridas.
Desde el pasado 7 de octubre no ha habido acceso a la educación ni a un lugar seguro para más de 625.000 estudiantes en Gaza, y según cifras de la Oficina Central de Estadísticas de Palestina y confirmadas por el Ministerio de Educación, hasta el 11 de noviembre, más de 4.613 estudiantes y 403 docentes habían resultado heridos. Además, los informes del 13 de noviembre afirman que 300 escuelas han sufrido daños, lo que representa más del 61% de toda la infraestructura escolar en Gaza, aumentando la exposición al sufrimiento psicológico y subrayando la necesidad de ampliar la respuesta de salud mental por parte de todos los actores involucrados.
Además, miles de personas siguen desaparecidas, se presume que están bajo los escombros. La cuestión de las personas desaparecidas y la incapacidad de rescatar y tratar a los heridos y dar un entierro digno a los fallecidos, agrava aún más el sufrimiento psicosocial de la población.
Los socios de Grupo de Trabajo Técnico de Salud Mental y Apoyo Psicosocial estamos horrorizados por el devastador impacto de los bombardeos en curso y estamos decididos a ampliar la respuesta psicosocial y de salud mental que la población necesita urgentemente. La infancia de Gaza ha estado expuesta a la violencia, la pérdida de seres queridos, la muerte y el miedo. Han sido testigos de la destrucción de sus hogares, escuelas y comunidades, lo que les ha dejado profundas cicatrices psicológicas. Es urgente atender sus necesidades y garantizar que reciban apoyo especializado. Las poblaciones más vulnerables, como las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad, también corren un mayor riesgo y necesitan servicios de salud mental y apoyo psiscosocial adaptados a sus necesidades.
Incluso antes de la crisis actual, la población palestina ya tenía uno de los niveles más altos de problemas de salud mental y trastornos psicológicos de la región. Unos 543.000 niños y niñas necesitaban ya servicios de salud mental y dos tercios de la población mostraban signos de angustia psicológica. Se prevé que, a medida que continúe el conflicto, esas cifras aumentarán exponencialmente, y todos los niños y niñas necesitarán apoyo en materia de salud mental. Esta crisis se extiende también a los profesionales de la salud mental y cuidadores que forman parte de la sociedad gazatí y que se ven directamente afectados.
La escalada de violencia actual en Gaza ha generado una crisis de salud mental de una magnitud sin precedentes. Para evitar traumas duraderos, es esencial dar una respuesta humanitaria integral, que incluya intervenciones psicológicas basadas en la evidencia. La salud mental no es un lujo, es un elemento crítico de la respuesta humanitaria de emergencia. El acceso a una atención de salud mental adecuada es esencial para el bienestar y la resiliencia de las personas y las comunidades. La salud mental es un derecho humano fundamental y hacemos un llamamiento a que todas las partes en conflicto, la comunidad internacional y las organizaciones mundiales de salud mental deban garantizar:
- Un alto el fuego inmediato
- La entrada segura, sin trabas ni restricciones de electricidad, combustible, agua, alimentos y otras necesidades humanitarias.
- Medidas para romper el ciclo de violencia que trastorna la vida de los niños y niñas dentro de la Franja de Gaza.
- Dar prioridad a la salud mental y al apoyo psicosocial como componente fundamental de la ayuda humanitaria en Gaza.
La población de Gaza merece la oportunidad de curarse, reconstruirse y mirar hacia un futuro libre de las cicatrices de la guerra. Nuestra responsabilidad colectiva es garantizar que la salud mental y el apoyo psicosocial se conviertan en parte integral de este proceso.
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