Hombre, 50 años, agricultor, sufre trastorno por estrés postraumático agudo tras ataque en Solhan. Recibe apoyo psicológico y tratamiento médico. Mujer, 25 años, desplazada interna de Takatami, víctima de trastorno por estrés postraumático agudo. Presencia hechos perturbadores como asesinatos y amenazas. Muestra miedo y estado anoréxico. Hombre, 26 años, desplazado interno de Kirgou, sufre trastorno por estrés postraumático agudo tras ser secuestrado por hombres armados no identificados. Es puesto en libertad tras dos días, tiene pavor. Recibe apoyo psicológico y tratamiento médico. 

Los médicos son escuetos detallando los casos clínicos de las y los pacientes. En Burkina Faso, con un deterioro de la seguridad estremecedor en los últimos años, tampoco tienen ya el suficiente lápiz y papel para reflejar el aberrante sufrimiento de cientos de miles de personas. Así que, a las personas, convertidas en vastas cifras, se les prescribe apoyo psicológico y tratamiento médico con lo que hay, como se puede: el sistema nacional de salud, ya de por sí débil, soporta cifras récord de desplazamientos y terror. La de Burkina Faso es la crisis de desplazados que más rápido crece en el mundo. 

Desde hace seis años la región de Sahel, en el norte del país, es escenario frecuente de la actividad de distintos grupos terroristas pertenecientes tanto a Al Qaeda como al autodenominado Estado Islámico, así como de violencia intercomunitaria. Llevamos años denunciando la emergencia que se vive en Burkina Faso. En los últimos meses, hay días en los que han llegado hasta 10.000 nuevas personas desplazadas a una sola ciudad, como sucedió el pasado 6 de junio en Sebba, después de que grupos armados atacaran la ciudad de Solhan, a unos 14 kilómetros de este enclave. Murieron más de 160 personas. Los extremistas dispararon de forma indiscriminada contra hombres, mujeres, niños y niñas e incendiaron decenas de casas, el centro de salud y el mercado.

Las 10.000 personas desplazadas a Sebba se unieron a las más de 3.000 que ya había. A día de hoy en torno a unas 6.081 personas se refugian de la violencia solo en esta ciudad. Y este es solo un ejemplo. En total, al menos 1.423.378 burkineses han tenido que desplazarse, según la agencia de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), en un país de 20 millones de personas.

¿Cómo responde el sistema sanitario a una crisis de desplazados tan brutal?

“El sistema nacional de salud es muy precario pero hace un enorme esfuerzo por adaptarse a las necesidades sobrevenidas de la población burkinesa, que se ve obligada a desplazarse debido a la violencia. A los centros de salud habituales, se han sumado carpas que hacen de centros de salud de emergencia. Además el gobierno responde en coordinación con las diferentes ONG y agencias de Naciones Unidas con un plan común que trata de coordinar equipamiento médico, medicamentos, recursos humanos, infraestructuras, etc. Se hace todo lo que se puede con los medios que se tienen”, explica Erell Chardon, coordinadora de proyectos de Médicos del Mundo en Burkina Faso.

En el norte (región Sahel) y este del país, donde se ha intensificado la violencia yihadista e intercomunitaria, 346 centros de salud han cerrado o reducido sus servicios debido a la inseguridad desde 2019, privando a casi 900.000 personas de acceso a atención sanitaria. Para garantizar la atención primaria de salud a sus poblaciones afectadas, el distrito de salud de Sebba ha creado un Puesto Avanzado de Salud (PSA): un espacio rehabilitado con carpas y equipado con personal sanitario para recibir consultas médicas y psicológicas, que Médicos del Mundo apoya.

¿Quién cuida de los cuidadores?

Para cuidar, hay que sentirse cuidado. La salud física, pero sobre todo mental, de las personas que nos cuidan es clave para un sistema de salud fuerte y justo. Así, desde Médicos del Mundo hemos atendido en consultas psicosociales a todo el personal del centro de salud de Solhan después del ataque, así como a otros centros del distritito sanitario que están cerrados o funcionando en zonas remotas.

Además de personal sanitario hemos hecho formaciones sobre atención psicosocial, en especial sobre violencia de género y salud mental, a personal de salud, de acción social, agentes de policía, etc, con el fin de reforzar sus capacidades y que la atención a las víctimas sea de la mayor calidad posible.

Médicos del Mundo, de la cooperación a la emergencia en Burkina Faso

De la cooperación a la emergencia. Así nos hemos visto obligados a trabajar en Médicos del Mundo en un país en el que estamos presentes desde 2002 y desde donde venimos viendo un grave deterioro de la seguridad y medios de vida de cientos de miles de personas.

La situación crítica nos ha llevado a trabajar en tiendas que funcionan como hospitales de emergencia, con el fin de poder atender a miles de desplazados que han desbordado el ya de por si débil sistema sanitario en Sebba. Informamos sobre la importancia de la higiene –incluyendo medidas de prevención y control de la COVID-, distribuimos kits de higiene (mosquiteras, jabón, etc) y luchamos contra la violencia de género también.

A largo plazo, seguimos haciendo cooperación, con la vista puesta en las mejoras a largo plazo. Trabajamos en la mejora de los servicios básicos de salud, incluyendo salud sexual y reproductiva, nutrición y saneamiento en los distritos sanitarios de Sebba y Dori. Continuamos apoyando a todos los centros de salud abiertos de estos distritos sanitarios con formaciones a personal sanitario sobre la atención a menores malnutridos y todo lo relacionado con la planificación familiar, desde consultas prenatales, partos asistidos en centros de salud, hasta atención de los recién nacidos.

Médicos del Mundo interviene en el norte de Burkina Faso con el apoyo financiero del Fondo Fiduciario de la Unión Europea para África.